domingo, 18 de agosto de 2019

A BOTE ORANDO Y CON EL MAZO DANDO






Es irrefutable que los votos de Cerdanyola, ponen o quitan gobiernos socialistas. En esta ocasión con el alcalde morando en el barrio tampoco ese dato ha servido para que veamos mejoras substantivas que tiendan al agradecimiento.

No hablo de alta política como la que supone proyectos como "Tecnocampus", (que endeudaron la ciudad para muchos años), u otros fallidos como el Sorral, cuya maqueta corre aún por algún almacén municipal. Me refiero a la política de calle, esa que es la única que perciben los ciudadanos de a pié, la que le atañe directamente.

Cerdanyola, para los que la recorremos a diario, la han abandonado desde el mismo momento que finalizó el recuento de los votos, no hace falta ser experto en nada, para ver la degradación total en todos los aspectos. Tenemos suerte que a pesar de todo la convivencia se ha ido manteniendo, aunque no por falta de racismo, (que lo hay), sino por la renuncia de muchos que se fueron a vivir a zonas nuevas como la Vía Europa y de los que se han quedado en el barrio, pero que les ha dejado de importar lo que pasa en él y que solo aparecen cuando hay actos de promoción, para que sin estar  en ningún lado parezcan estar en todos.

Seguiremos predicando en el desierto, la suciedad, de las calles y la guerra perdida de los contenedores hace que el hedor impere por cualquier lugar cercano. La falta de limpieza periódica que debería efectuarse debajo y en el interior de ellos, desaparece del todo en pleno verano que es cuando más debería llevarse a cabo, con lo que el hábitat de mosquitos y ratas aumenta con el termómetro. Hasta cuando la canícula afloja y corre el vientecito fresco, en lugar de deleitarnos hace que tengamos que cerrar ventanas y balcones para evitar los perfumes de los contenedores y los de los excrementos y meadas callejeras. 

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